domingo, 18 de junio de 2017

BBVA: premio a la hipocresía climática y ambiental

A días de la visita a Euskal Herria del activista, protector del agua, lakota (sioux) de Standing Rock Rafael Gonzales, denunciamos nuevamente la hipocresía del BBVA ante el medio ambiente y el cambio climático. El BBVA concedió ayer como cada año desde 2008, los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 1. Entre ellos siempre incluye premios a la investigación sobre el medio ambiente y otros para el cambio climático1. Sin duda, el objetivo que buscan estos premios es que el banco quede asociado y se vea como un ente al que le preocupan estas problemáticas y que hace algo por ellas (premio, dinero a los que investigan). 

  Premiados este año 2018 los ecólogos Gene E. Likens y Marten Scheffer, por alertar del impacto global de la lluvia ácida y descubrir que la acción humana puede alterar los ecosistemas "drástica e irreversiblemente" y los climatólogos Syukuro Manabe y James Hansen, creadores de los primeros modelos computacionales del clima que predijeron el efecto de las emisiones de CO2


Pero nada más alejado de la realidad de este banco, porque el mismo dinero que conceden en los premios procede de muchas prácticas más que reprobables (fabricación de armamento, etc) y sobre todo de alto impacto para el medio ambiente, el cambio climático y por lo tanto para las personas.

Citamos el caso del oleoducto DAPL que atraviesa Standing Rock que esta semana conocimos más de cerca corroborando lo ya sabido3. Máxime cuando el BBVA osó desdecir las críticas que más de 500 organizaciones hemos hecho y alegó que el proyecto no supone ningún impacto. Se apoyó en el hecho de estudios medioambientales hechos específicamente para conocer la idoneidad de su financiación. Estudios de impacto medioambiental que desconocemos. Lo que está claro es que no serán los propios del DAPL porque éste proyecto carece de estos, por lo que incluso fue paralizado por el mismísimo cuerpo de ingenieros del ejército de EEUU.

Como nos explicó Rafael Gonzales, su posición al proyecto no solo se limita a las posibles afecciones a Standing Rock sino a los 18 millones de personas que dependen de esa amenazada fuente hídrica, sus ecosistemas y el Planeta en general, que sufrirá los efectos del cambio climático provocados por el petróleo transportado por este petroleo.

El petroleo de arenas bituminosas es pesado: es el betún al que se refiere su nombre. Es de muy mala calidad, muy alto en azufre con lo que es altamente contaminante y sus emisiones de gases de efecto invernadero son tres veces mayores que el convencional. A cada barril de petróleo (entre entre 119 kg y 151 kg) de bituminosas le corresponden unos 79 kilogramos de gases de efecto invernadero. Además hay que añadirle el efecto en el cambio climático asociado a la deforestación para extraer las arenas bituminosas, ya que el bosque boreal es uno de los mayores almacenes de carbono, y también los gases asociados a la energía precisa para separar el bitumen de la arena, para lo que se precisan unos 40 m3 de gas por barril (un tercio de la energía contenida en el barril).

A estos impactos habría que unir los exclusivos al medio ambiente por derrames de los que no podrá excluirse. Antes de entrar en operación el pasado junio, en las pruebas de inicio el DAPL ya contabilizó tres derrames. Derrames de infraestructuras semejantes suceden hasta dos por días solo en el estado de Dakota afectando aguas, aire y suelo. Unos 70 millones de litros de petroleo y subproductos ueron derramados en Dakota Norte desde 2006 hasta el 2014.

Pero esto es solo lo correspondiente al proyecto DAPL, al que habría que unir la financiación también de numerosas de centrales térmicas, hidroeléctricas biocombustibles, industria automotriz y aérea, carreteras y aeropuertos, minería y otros oleoductos e infraestuctutas energéticas. Por ejemplo otro gaseoducto como el GSP de Perú y el Camisea financiados por BBVA. Este ultimo ha sufrido numeroso escapes que han contaminado el agua, a personas, pero que en el aire han contribuido al cambio climático. El gas natural contiene elementos de gran efecto en el calentamiento atmosférico como SO2, CO2, NOx o el metano (CH4), 100 veces más potente como gas de efecto invernadero que el CO2.

investigación sobre el medio ambiente y otros para el cambio climático2. Sin duda, el objetivo que buscan estos premios es que el banco quede asociado y se vea como un ente al que le preocupan estas problemáticas y que hace algo por ellas (premio, dinero a los que investigan).

Por todo ello, y una vez más, reiteramos que los premios del BBVA son un acto de hipocresía, un insulto a la inteligencia, a aquellos que sufren los efectos de los proyectos y empresas financiados por el propio BBVA y un insulto al Planeta. BBVA, basta de hipocresía!